El Existir Humano

El existir humano esta basado en deseos ahogados en ríos de sangre,

lágrimas cristalizadas y estáticas en sentimientos infantiles,

que mueren por cada aliento sin vida que corre en esta tierra fértil,

degradada y abandonada en la dolorosa carga de soportar nuestras

vidas rencorosas y autodestructivas,

que van dejando marcas permanentes en este tiempo oscurecido,

haciendo que las pesadillas vallan floreciendo y cobrando vida propia.

Ya de nada sirve cerrar nuestros ojos ante el imponente sol,

ya que la luz del día no ilumina nuestros labios polvorientos en amor,

y el frió invierno simplemente no se esfuerza por acariciar

nuestros cuerpos despellejados y envuelto en automutilaciones,

que buscan desesperadamente la libertad en el interior de nuetsras pieles desgarradas y marchitas por la agonía de no poder reconocernos los unos a los otros... el no poder ni siquiera autoreconocernos.

Solo nos queda caminar sobre una cuerda floja en medio de un vacío de eterno sueño, pero por muy tentador que sea ponerle fin a este sufrimiento, simplemente no saltaremos, nos quedaremos quietos a la mitad de la nada, esperando que algo cambie... esperando poder despertar de este sueño forjado por nuestra personalidad que aprisiona nuestra alma, un alma incapaz de volar junto a las estrellas serenas y la eterna luna, estamos poseídos por una personalidad masoquista que solo es capaz de aceptar el sufrimiento.

No es difícil creer que las esperanzas se han desvanecido, y de que nos hemos acostumbrado a la monotonía del sufrimiento eterno, a la prohibición de sentirnos uno con nuestras cálidas raíces que dieron origen a la vida.

Los recuerdos son apresados al tratar de sentir lo que alguna vez fue vivir, los rostros son mutilados solo para reflejar la desgracia humana, desgracia que provoca que cada momento sea inténsamente mas repugnante y despreciable.

Ya no hay salida, solo un encierro en paredes cubiertas por odio, donde el olvido ha formado parte de nuestros deseos, donde nuestros gritos se desgarran en el silencio putrefacto de un ultimo aliento, aliento que se usa para abrir los ojos y ver la agonía de que ya no sirve confesar nuestros pecados... la agonía de saber que estamos destinados a seguir sufriendo por sufrir.